Buscar este blog

lunes, 7 de junio de 2021

 EL TEMPLETE DE LA VIRGEN DE LA LOMA

                                                          Autor: Cr. Adolfo Hipólito Santa María

El Templete de la Virgen de La Loma


La Virgen de la Loma se debe inicialmente a un hallazgo providencial, como también ha ocurrido en otros santuarios de nuestro país y otras partes del mundo.
En la mañana del 17 de enero de 1967, Francisco Giacelli, italiano, de 54 años, se trasladaba a caballo para seguir con sus tareas agrícolas. Tanto él como otros vecinos se dedicaban al cultivo de ajos.
De repente, entre los pastizales, un objeto le llamó la atención. Llevado por la curiosidad se bajó del caballo, se acercó al bulto y descubrió dos pequeñas imágenes colocadas en un nicho de material plástico. Al verlas más de cerca, reconoció que pertenecían a la Virgen de Luján y a Ceferino Namuncurá.
Muy sorprendido e intrigado por el descubrimiento, decidió que lo mejor era dejar todo en su lugar. Con el propósito de protegerlas, Francisco arrimó unas piedras y tapó las figuras con unos trozos de chapa.
Pronto compartió el hallazgo y sus inquietudes con el vecino Antonio Ferraiuello, sin que ambos pudieran darle una explicación a lo ocurrido. Todo lo acontecido era un misterio para ellos.
Pocos días después, Francisco acudió a la parroquia Nuestra Señora de Monte Viggiano para saber qué actitud tomar ante el hallazgo. El párroco, Fray Contardo Miglioranza, recibió la noticia con sorpresa y compartió las inquietudes de Francisco, pero solo pudo prometer que un franciscano (¡precisamente!) iría a visitar el lugar, verificaría el hallazgo y lo examinaría.
Unos pocos días antes, había llegado a Olavarría desde el Uruguay para iniciar su apostolado, Fray Romeo Musaragno. Por cumplir con lo prometido a Francisco, el párroco llamó a Romeo y le dijo: “vino un hombre que me contó que había hallado unas pequeñas imágenes en su campo en la vecindad de la Loma. ¿No podrías ir a ver de qué se trata?” Fray Romeo accedió y se trasladó a la casa de Giacelli, para conversar con él y pedirle que lo acompañara hasta la Loma. Llegaron al lugar donde había encontrado las imágenes y, tal como había dicho Francisco, allí estaban junto a unas velas y un frasco sellado con monedas, entre las cuales se asomaba la punta de un papel arrugado en el que se leían estas palabras: “¡No me saquen de aquí¡ ¡Hagan algo para cuando llueva, que yo haré muchos milagros!”.
Fray Romeo comunicó al párroco lo que había visto y conversado con Francisco. Entre los dos religiosos hubo un amplio debate sobre lo que se podría hacer. El pedido de levantar un templete les pareció bien, ya que muchos de ellos se encuentran a lo largo de las rutas. Entonces se decidió reunir a los vecinos de la Loma para escuchar sus opiniones y deseos. Si ellos se expresaban negativamente, todo quedaría en la nada. Pero si respondían favorablemente y estaban dispuestos a cooperar, se formaría inmediatamente una comisión para que se ocupara del tema.
En una reunión vecinal, todos los asistentes manifestaron con entusiasmo su adhesión a la idea de construir un templete y ofrecieron su colaboración. Se formó enseguida una comisión, integrada por Barone, Presci, Mazzeo, Ferraiuelo y Dardo Pastor Berrino como presidente.
Para entonces, ya se había corrido la voz del hallazgo y se habían creado expectativas: por curiosidad la gente comenzaba a visitar el sitio.

 GESTIONES POR UN LOTE

El siguiente paso era gestionar un lote en el lugar para la ubicación del futuro templete.
“Algo me decía que María me pedía un lugar acogedor, para realizar buenas obras. Así, lleno de emoción marché a campo traviesa hacia el lugar donde vivía la dueña de esa tierra, con el firme propósito de pedirle un pedazo de terreno que no superaría los diez metros cuadrados.
La sensación de estar a punto de iniciar algo grandioso me excitó de tal modo, que no me dejó prever la negativa proveniente de la dueña del establecimiento. Profesaba la religión luterana y me negó el lotecito necesario para la realización del refugio pedido en el mensaje. ‘No hay lugar para ninguna Virgen, dentro de este campo’, me respondió la dueña”, contaría años después Romeo.(1)
De regreso y un tanto desanimado por la respuesta, Romeo volvió a pasar ante la imagen de la Virgen y encontró a cuatro señores parados y desconocidos, que le dijeron: “¡Qué lindo sería construir sobre la Loma un monumento a la Virgen!”. Romeo aprovechó el momento para explayarse: “Señores, escuchen. Yo soy un fraile de Monte Viggiano. Acabo de hablar con la dueña del campo, para pedirle un pedazo de tierra, pero me lo negó”. Ellos le respondieron: “¿Por qué no va a ver a la dueña del terreno que queda al otro lado de la ruta?". "¿Quién es y dónde vive?", contestó Romeo. “Es una vieja que vive cerca de Monte Viggiano y se llama Ferraiuelo.”
"Corrí enseguida a la casa de (Luisa Viscardi de) Ferraiuelo. Eran las siete de la tarde. Toqué timbre y salió una señora. Le expliqué: ‘Soy un fraile de Monte Viggiano. Allí, en la loma, apareció una imagen de la Virgen cerca de su terreno. Fui a la dueña del campo, donde apareció la Virgen, y me dijo que para la Virgen no hay ni un metro de tierra. No sé a quién dirigirme’.
‘¡Oh!, me respondió. ¡Encantada de tener a la Virgen en mi terreno! Le daré toda la tierra que necesita’.”(2)
Así se superó la primera dificultad. Pero habría muchas otras: los permisos de las autoridades civiles y religiosas, la búsqueda de recursos, el proyecto, la excavación, los materiales edilicios, la dirección, la mano de obra...
El 18 de marzo de 1967, el párroco de Monte Viggiano autorizó por escrito a Giacelli para realizar una colecta y encargarse provisoriamente del cuidado de las imágenes. Giacelli anotaba prolijamente en unos cuadernos las donaciones recibidas.
Días después de la donación del terreno, la municipalidad aportó un par de topadoras que procedieron a limpiar y emparejar el terreno, donde se edificaría el futuro templete. Mientras tanto, provisoriamente, se plantó un poste y sobre él se puso una imagen de la Virgen, de mayor tamaño, para favorecer su visibilidad desde la ruta. Allí también fueron trasladadas las dos pequeñas imágenes privadas junto con otras estampas que los visitantes habían agregado.
El diario El Popular rápidamente se interesó por el proyecto, comunicando la noticia del hallazgo, las aspiraciones de los vecinos y la formación de la comisión Pro Templete. A través de esta publicación periódica se sometió a la gente a una consulta acerca de cuáles deberían ser las características del nuevo lugar de adoración. No tardaron en llegar las sugerencias. Pastor Berrino, presidente de la Comisión, expresaría de esta forma su opinión:
“Se desea que el futuro templete irradie todo su amor, esperanza y paz al viajero que transita por la ruta, distrayéndolo, siquiera por un instante, de las miserias terrenales e inundando su espíritu de toda su luz.
Sugiero que el templete sea abierto a todos los vientos, en forma de rotonda, columna y techo y, en medio, la Virgen sobre un pedestal, levantado con las mismas piedras de la Loma y, de ser posible, con las mismas piedras que actualmente sirven de refugio a la humilde imagen que ya cuenta con muchos devotos que la visitan.”
El diario también ofreció la siguiente sugerencia: “Sin abrir juicio acerca de la forma que podría revestir el templete proyectado, El Popular sugiere que la Virgen de la Loma sea designada por la autoridad eclesiástica correspondiente Patrono de la Ruta 226.
Ello, a la par de honrar a la imagen, llenaría las aspiraciones de la persona anónima que la depositó que, sin duda, no han de ser otras que la Virgen proteja a los viajeros que transiten por dicha ruta.”

EL PROYECTO

El siguiente paso fue lanzar un concurso de anteproyecto del templete, invitando a que participasen arquitectos e ingenieros. Se presentaron dos arquitectos y un estudiante de la Facultad de Ingeniería de Olavarría, Carlos Jaime. Los arquitectos ofrecieron un proyecto muy similar a los que se ven por las rutas; en cambio, Jaime presentó un proyecto original, que agradó a la Comisión Pro Templete, porque respondía mejor al lugar elevado y sería contemplado desde lejos. Este proyecto fue el elegido.
El trabajo contaba con una plataforma de un metro y medio de alto, donde se destacaban los tres aspectos principales del templete: la base del monumento a la Virgen, una mesa para el altar y una columna piramidal coronada por un ángel, de la que arrancaba un dosel que resguardaba y protegía la imagen.
Con el proyecto ya aprobado, había que encargar a un escultor o a una casa especializada la imagen de la Virgen, y calcular aproximadamente los materiales y el costo del proyecto. El encargado fue el ingeniero Carlos María Di Giácomo. Para construirlo se necesitaban: 40 toneladas de pedregullo, 40 toneladas de arena, 200 bolsas de cemento y 2.000 kilos de hierro, que juntos representaban una suma de dinero muy importante. Se acordó, entonces, hacer una campaña para la búsqueda de los materiales. Gracias al aporte, a veces anónimo, de la comunidad de Olavarría fue reuniéndose todo lo necesario.
“Un sábado, por la tarde, ya en proximidad de la inauguración del templete, vino el constructor y me avisó que necesitaba con urgencia 80 bolsas de cemento, para poder continuar con el trabajo. ¡Imagínense sábado de tarde y sin un peso!
Salí desesperado a la pesca de un alma caritativa, pero luego de recorrer y dar vueltas, regresé a la Loma a parar la construcción hasta nuevo aviso. Los rezos no me habían dado resultado.
Al llegar al lugar, encontré a todo el mundo en plena tarea con las 80 bolsas, apiladas a un costado. Esto va para los que no creen en milagros. El cemento había sido donado por un pastor luterano, que veía en nuestra obra una expresión de fe, suficiente para ser tomada de ejemplo en cualquier religión”.(3)

LA APROBACIÒN DE LAS AUTORIDADES DE LA IGLESIA

Pero antes de comenzar a construir el templete, había que conseguir la aprobación de las autoridades eclesiásticas. En la diócesis de Azul, algunos sacerdotes progresistas manifestaron su oposición a la construcción del templete. El obispo de Azul, monseñor Manuel Marengo, aprovechó la reunión del Consejo Presbiteral para plantear el tema y someterlo a la votación del Consejo. A la reunión concurrieron Fray Contardo y Fray Romeo. El primero fue el encargado de defender la causa del templete de la Loma y, al final de una larga exposición, se sometió la decisión a votación de los presentes. Por un voto se aprobó la construcción del templete. Uno de los sacerdotes protestó: “Tú, Romeo, nunca participas en la reuniones del clero y justamente hoy participaste”.(4)

EL DIRECTOR DE LA OBRA

Aprobado el proyecto, había que buscar el director y la mano de obra.

A pocas cuadras de Monte Viggiano vivía Severino Filippi, reconocido constructor, que mantenía una entrañable relación con los franciscanos de Monte Viggiano, y les brindaba muchas veces sus servicios en la construcción del colegio San Antonio, de las varias capillas de los barrios y de la obra de las Casitas Económicas. Su amistad con los franciscanos hacía que Severino fuera un asiduo comensal en el almuerzo y en la cena de los frailes. Filippi no dudó en aceptar dirigir la obra, pero aún faltaba conseguir los obreros.

LA MANO DE OBRA

Pastor Berrino, presidente de la Comisión Pro Templete, tenía un pariente llamado Aristóbulo Maidana, sub Oficial Mayor, y le sugirió a Romeo que realizaran una visita al regimiento para pedir que algún soldado les diera una mano en las obras de la Loma. Juntos se presentaron ante Maidana y le manifestaron sus deseos. La respuesta fue muy favorable: el regimiento aportaría algunos soldados a la construcción del templete.

La obra de la Virgen de la Loma fue el primer paso para lograr, tiempo después, la colaboración de los soldados en las distintas actividades de Cáritas Monte Viggiano y en el campo de Hinojo.

No conformes con lo que habían logrado, Pastor Berrino y Fray Romeo se trasladaron a Sierra Chica y pidieron hablar con el jefe del penal. El director se mostró muy interesado en la construcción del templete y prometió el envío de algunos presos por tiempo indefinido e, incluso, con las herramientas.

Pero les planteó el siguiente reparo: “¿Quién asumiría la responsabilidad sobre ellos? Si Ud. asume la responsabilidad total para que no se escapen, se los concedo”. “¡Cómo no! –fue la respuesta de Romeo–. ¡Esperemos que no se escape nadie!”(5)

Todas las mañanas, Fray Romeo iba a buscarlos con su camioneta y, por la tarde, los llevaba de regreso al penal. Así se formó una cuadrilla de diez presos, diez conscriptos y algunos vecinos, y se distribuyeron las tareas y las herramientas.

Comenzada la labor, la superficie del terreno parecía blanda y accesible a los primeros golpes de pala y pico pero, debajo de la primera capa de humus, apareció una formación granítica. Sin embargo, siguieron golpeando e intentando horadar las piedras. Excavar los cimientos con pala y pico, cargando el material extraído en carretillas, para los soldados, los presos y los otros ayudantes era una tarea agobiante. El inesperado problema los obligó a preguntarse: ¿cuánto tiempo se emplearía para vaciar una fosa de cinco metro de profundidad y cinco metros de lado? ¿Se llegaría a concretar la obra para la fecha establecida? Además, si el trabajo del foso se extendía mucho, les acarrearía un gasto que difícilmente podían afrontar. Porque, además del costo generado por los traslados del personal, la elaboración y la distribución de la comida para tanta gente les significaban un esfuerzo muy grande.

Mientras Pastor Berrino y Fray Romeo comentaban la problemática situación, por la ruta se acercaba, en dirección a Olavarría, una excavadora que estacionó enfrente, cerca de la obra. Al verla, Berrino le dijo a Romeo: “Fray, Fray, he ahí una máquina. ¿Por qué no pedirle que venga y excave?".

Romeo cruzó la ruta, se acercó al motorista y le explicó lo que estaban haciendo con un grupo de presos y soldados, empleando palas, picos y carretillas.

–Si usted pudiera hacemos la gauchada de excavar los cimientos, ¡cuánto se lo agradeceríamos!

–¡Encantado de darles una mano! –respondió–. En seguida atravesó la ruta con la topadora, se dirigió al lugar señalado y con su fuerza gigantesca la máquina, en dos patadas, excavó el pozo.

“Al final, le preguntamos de dónde venía. No dijo nada y se fue. Fue una de las gracias más grandes de la Virgen. Nos ahorró trabajos, esfuerzos, gastos, lágrimas, meses de tiempo. Y de esa manera, el proyecto avanzó estrepitosamente.”(6)

Durante  la  construcción los prodigios sucedían.

A veces, sucede un  acontecimiento imprevisto cuyas causas se  desconocen,  obra de la casualidad o de la Providencia Divina solemos decir.  Pero, cuando sucede en  una obra con fines religiosos, quizás sería acertado decir: gracias a la Providencia Divina. ¡No en vano, la Virgen es llamada “la Omnipotencia Suplicante”.

LA ILUMINACIÓN

Hacía falta llevar la electricidad hasta la Loma para su iluminación y la utilización de maquinas en su construcción.   Se trató de convencer a la Cooperativa de Electricidad, para que realizara la inversión,  pero no fue posible. Gracias a la unión de los vecinos de de la zona y la compra desinteresada de un transformador por Eusebio Bouciguez, la luz  llegó a La Loma.  

 LA INAUGURACIÓN

Finalmente, después de tantos esfuerzos y sacrificios, llegó el día de la inauguración: domingo 10 de diciembre de 1967.


LA VIRGEN DE LA LOMA


Ángel que corona la columna

  Ángel de cuerpo entero  y  alas plegadas, junto a una niña de pie,  señalando  con su mano derecha  extendida al cielo.   

La procesión a la Loma salió y enseguida comenzó a engrosarse hasta formar una inmensa caravana de vehículos, acompañados por jinetes a la usanza gaucha, envueltos en banderas argentinas y pontificias. La policía reportó una cifra cercana a los 4.500 autos, sin contar los ómnibus que se trasladaron al lugar. Además, una incontable cantidad de peregrinos de a pie partieron desde otros lugares para llegar a la Loma.


Dardo Pastor Berrino

Dardo Pastor Berrino nació en Olavarría el 5/2/1912. Hijo de Juan Berrino y Teresa Forte, dedicado a la producción agropecuaria, fue miembro directivo de la Cooperadora de la Escuela 18, la Cooperadora Escuela Agropecuaria, la Comisión Económica de Monte Viggiano, la Cooperativa Agraria Ltda. de Olavarría, la Sociedad Rural, el Consejo de Promoción Agropecuaria y la Comisión de Lucha contra las Plagas y Malezas.

Dardo Pastor Berrino fue el encargado de pronunciar el discurso en la inauguración, sus palabras fueron:

“Hermanos devotos de la Virgen, señoras y señores: de todas las tareas realizadas hasta lograr la cristalización de esta obra, exigida por la fe y el espíritu religioso del pueblo y que tuvo origen en el hallazgo de la imagen de la Virgen, resguardada por un rústico montículo de piedras, la más difícil es ofrecer a todo el pueblo la obra concretada en homenaje a la Virgen para que, desde este humilde pedestal, guíe y oriente con su amor bendito a todo viajante, visitante, turista que pase por este lugar…

El monumento está terminado, pero no se le entrega a autoridad o institución alguna. Esto es obra de todos y, por lo tanto, pertenece a todos.

Como cosa nuestra hemos de cuidarlo para que su luz de paz y amor ilumine y hermane los corazones humanos, llevándolos por la senda de Dios, muchas veces olvidada por el egoísmo, la vanidad y la ambición desmedida de este mundo excesivamente materializado.

No voy a decir gracias a los que, de una forma u otra, han contribuido a esto, que en principio fue humildísimo y que ahora lucimos con algo de orgullo y mucha satisfacción en forma de imponente monumento a la Madre de Dios. Entiendo que no corresponde agradecer, ya que todo el que da para bien de todos se da también a sí mismo.

Preséntesele al pueblo una obra de bien y nadie negará su aporte.

Pero hay un hombre a quien, a pesar de herirlo en su modestia, quiero nombrar en párrafo exclusivo. Es a su férrea voluntad, a su profunda fe, a su espíritu dinámico y emprendedor que se debe en mucho, por no decir en todo, que esta obra comenzara y terminara, para ser inaugurada este día, ser ofrecida al pueblo y también en homenaje del Centenario de Olavarría.

Él nos reunió, nos entusiasmó, puso su esfuerzo personal sin retaceos, sin desmayos, obligándonos, quizás por sugestión, a seguirlo. Le pido perdón, Fray Romeo Musaragno, por nombrarlo.

Particulares, instituciones, industriales, comerciantes, Penal de Sierra Chica, Regimiento de Caballería Blindada, diseñadores, constructor, profesionales, obreros ... Uds., por amor a lo sagrado y divino, han logrado esto. Y este esfuerzo se verá retribuido con creces por medio de la gracia divina de la Virgen Santísima.”(7)


La Virgen de La Loma iluminada

El diario El Popular publicaba sobre el acto realizado:

“…la entronización en su Templete de la Virgen de la Loma ha de ser seguramente un acto inolvidable para quienes tuvieron la oportunidad de presenciarlo y vivirlo. Todas las clases sociales estuvieron representadas allí en estrecha comunión espiritual con las autoridades de todo orden, igualadas en la humildad de la reverencia a la que, de hoy en más, patrocinará nuestras rutas y nuestros campos.

Cánticos, pañuelos en alto, música y baile, fuegos multicolores en lo alto de los cielos y estruendo de bombas y petardos fueron la exteriorización de un regocijo íntimo, de una filial unción que solo puede hallar comparación, aunque en grado infinitamente menor, en la que experimentamos hacia aquella que nos dio la vida. ¡La Virgen, madre celestial, y nuestra madre terrenal, unidas en un solo amor y en una sola plenitud emocional y de gratitud!

 

Fray Romeo Musaragno

El templete de la Virgen de la Loma fue la primera de las tantas iniciativas que Fray Romeo realizó durante todo su apostolado en Olavarría, y una de las más felices. Junto con devotos de la Virgen, que unificaron esfuerzos, lograron con éxito una inauguración histórica.

La Virgen de la Loma fue, en vida, la pasión de Fray Romeo. Y ahora, en su muerte, el lugar donde yacen sus restos.

Terminada la obra del templete de la Virgen de la Loma, pronto se comenzó a pensar en la construcción de una capilla para completar el ambiente religioso del lugar. La idea se originó en un viaje de Romeo y Noemí al Recreo San Francisco. Era febrero, el mes en que los girasoles despliegan el color de su corola. Al ver un hermoso campo florecido, Noemí inició este dialogo:

—Cuando muera, me vas a enterrar entre girasoles.

—¡Qué lindo! Te voy a hacer una tumba ambulante, porque el girasol se siembra un año en este cuadro y el año que viene en otro.

—Mirá, Romeo. Vos me enterrás entre girasoles y, si vos morís antes que yo, te entierro en la Loma.

—¡No! Ahí no se puede porque no hay capilla.

—¡Bueno, Romeo! A partir de mañana, empezamos a hacer la capilla.

—¡No, no! La gente se muere de hambre. Primero hay que darle de comer.

—Romeo, el que te da para ladrillos no te da para fideos.

En los días posteriores, Noemí siguió insistiendo para que Romeo hablara sobre el tema con Eusebio Bouciguez y por su intermedio lograra involucrar a sus hijos en el proyecto.

Delia Bouciguez y Eduardo Alberto Bouciguez, comprendiendo la importancia de la capilla como complemento del templete, hicieron los estudios y comenzaron la construcción.

Terminado el techo, Romeo, muy emocionado, le dijo: “Noemí, toma un abrigo y vamos a la Loma”. Una vez en el lugar se interiorizaron con el encargado de la obra sobre los detalles de la construcción y todo lo demás que todavía faltaba. Al final, Romeo se quedó un momento pensativo y le dijo a Noemí con el apodo de costumbre: “Patrona, me puedo morir, porque la capilla ya tiene techo”.  

Después del funeral, el cuerpo de Fray Romeo fue depositado en la bóveda de la familia Bouciguez. Pero todos sabían que se trataba de una morada transitoria: el deseo de sus amigos y colaboradores era que su cuerpo fuera llevado junto al templete de la Virgen de la Loma, aunque para eso había que solicitar permiso a las autoridades civiles y eclesiásticas.

Después de haber logrado los permisos, se fijó la fecha del primer aniversario de su muerte para el traslado de los restos a la Loma. Preavisados sus familiares y amigos de su pueblo natal, estos manifestaron sus deseos de asistir al traslado.

El 18 de agosto de 1999, un contingente de 18 personas, compuesto por familiares, sacerdotes y amigos de Fray Romeo, llegó desde Italia para acompañar el traslado hacia su última morada. Se constituyó una comisión de recepción y se organizó un programa de actos, que consistió en una misa; visitas a autoridades civiles, militares y eclesiásticas con intercambio de obsequios; paseo al Recreo San Francisco; asado en la estancia El Mirador; y cenas de confraternidad.

El 21 de agosto de 1999, en un día muy  poco propicio de viento intenso y mucho frío, cientos de personas se congregaron para acompañar el traslado de los restos de Fray Romeo al santuario de la Virgen de la Loma. Allí se vivieron momentos muy emotivos: los asistentes renovaron los sentimientos de cariño y gratitud hacia Fray Romeo. Los visitantes quedaron gratamente impresionados y conmovidos por el cariño de la gente.


Tumba de Fray Romeo Musaragno


La Virgen de la Loma  ( foto actual)

Como ocurrió en muchos otros lugares de peregrinación, el mensaje anónimo hizo de intérprete de la Virgen para pedir un lugar de recogimiento y oración, y así extender su protección y expandir sus gracias y favores celestiales. La verdadera imagen fue robada por alguien que creía que, al tenerla, los milagros se harían solo para él, diría con cierta ironía Fray Romeo. Pese a los años transcurridos jamás se llegó a saber el nombre de quien puso las imágenes en ese lugar en enero de 1967.

 

 

Notas

(1) Fray Romeo ¿Santo o Loco? Carlos D. Buales. Página 66.
(2) Fray Contardo Miglioranza, Fray Romeo Musaragno. El Hermano de los Pobres. Página 72.
(3) Fray Romeo ¿Santo o Loco? Carlos D. Buales. Página 82.
(4) Fray Contardo Miglioranza. Fray Romeo Musaragno. El Hermano de los Pobres. Página 77.
(5) Fray Contardo Miglioranza. Fray Romeo Musaragno. El Hermano de los Pobres. Página 78.
(6) Fray Contardo Miglioranza. Fray Romeo Musaragno. El Hermano de los Pobres. Página 81.
(7) Fray Contardo Miglioranza. Fray Romeo Musaragno. El Hermano de los Pobres. Páginas 86, 87 y 88.

  FUENTES CONSULTADAS

Diario El Popular de Olavarría
Buales Carlos D. Fray Romeo- Santo o Loco? Imprenta Godoy 1997 Fray Contardo Miglioranza. Fray Romeo Musaragno- El Hermano de los pobres. Talleres Leograf 2001